L’albatros de Charles Baudelaire
Correspondencias
Los faros
31 Mar
28 Mar
Nicolás ASTOBIZA PICAZA
1 INTRODUCCION
2 BAUDELAIRE Y LA DINAMICA DE LO MODERNO
2.1 Baudelaire y la Querelle
2.2 La Querelle cambia de escenario
2.3 Baudelaire y el Romanticismo
2.4 Dibujo y color. Estilo y manera
2.5 Baudelaire y la manera moderna
3 EL ROMANTICISMO EN BAUDELAIRE
3.1 Imaginación e ingenuidad
3.2 Correspondencias y analogías
3.3 El Spleen en Baudelaire
3.3.1 Los paraísos artificiales
3.3.2 La belleza del Mal
4 LA MODERNIDAD EN BAUDELAIRE
4.1 Heine, Stendhal, Balzac, Baudelaire
4.2 Fragmentación y fugacidad
4.3 París, ciudad moderna
4.3.1 El flâneur
4.3.2 El dandy
4.3.3 La moda
4.4 Crítica de Baudelaire a la modernidad
5 CONCLUSIONES
Mi corazón al desnudo forma parte de los diarios íntimos de Baudelaire (1821-1867), obras ya póstumas y que sólo hacia 1917 se publicaron íntegramente. El gran magnetizador, el poeta de mirada inigualable deja ver en estas páginas —que parecen fogonazos de luz en la noche oscura de su alma— cómo “el tiempo … negro asesino de la Vida y el Arte” lleva a cabo su trabajo de erosión y desamparo. En acentos marcadamente poéticos, con palabras afiladas como cuchillos, el autor de Las Flores del Mal nos desvela aquí sus últimos y luminosos arrebatos existenciales: su verbo único.
Las Flores del Mal aparecieron en junio de 1857 y desencadenaron las iras de la justicia. Precisamente fueron sometidos a proceso seis poemas entre los más atrevidos del poemario, que el procurador imperial Ernest Pinard —ya en guerra seis meses antes contra Madame Bovary—, intentó prohibir en nombre de la moral pública. Baudelaire fue condenado, los poemas censurados. Comenzó entonces casi un siglo de purgatorio para Les bijoux, Lesbos, Le Léthé, À celle qui est trop gaie, Femmes damnées y Les métamorphoses du vampire que habrían de esperar a 1949 para ser oficialmente rehabilitados.
Lejos del escándalo y los maliciosos rumores de una corte de justicia, lo que revelan las piezas condenadas, reunidas en este volumen, es el genio de un poeta cogido en la trampa de sus fantasmas. Presa de fascinaciones cada vez más negras, Baudelaire fuerza de nuevo los límites de la transgresión y se sume en los abismos del alma humana, en búsqueda de un arte absoluto. Las Flores del Mal es el libro de la condición humana, y los poemas prohibidos su lado más turbador y luminoso a la vez.
19 Feb
PAUTAS PARA EL ANÁLISIS Y COMENTARIO DE ALGUNOS RELATOS DE POE (para los alumnos)
COMENTARIOS LITERARIOS SOBRE RELATOS DE POE
EL CORAZÓN DELATOR: Comentario de Jacinta Escudos
EL ESCARABAJO DE ORO: Comentario de Eloy Tizón
EL RETRATO OVAL: Comentario de Javier Sáez de Ibarra
LOS CRÍMENES DE LA CALLE MORGUE: Comentario de Espido Freire
WILLIAM WILSON: Comentario de Iban Zaldua
Doppelgänger. Palabra utilizada en el folklore y la cultura alemana para referirse a un doble fantasma. A una dualidad que te atormenta. A un doble malvado y oscuro. Es uno de los elementos en los que el director Darren Aronofsky se ha basado para crear Cisne negro, la película protagonizada por Natalie Portman sobre un montaje de El lago de los cisnes y el enfrentamiento, a varios niveles, de las bailarinas que interpetan al cisne blanco (Portman) y el cisne negro (Mila Kunis). Una historia de paranoia y doble personalidad, de un enfrentamiento entre el bien y el mal que a veces está escondido en lo más profundo de la mente y otras en los rivales, que en la historia del cine hemos visto en varias ocasiones… (Álvaro P. Ruiz de Elvira)
APROXIMACIONES Y VARIACIONES SOBRE LOS RELATOS DE EDGAR ALLAN POE
«Cuentos Completos de Edgar Allan Poe». Es una edición de Fernando Iwasaki y Jorge Volpi. Está acompañado de traducciones de Julio Cortázar y prólogos de Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa. En su portada se encuentra quizás el retrato más conocido de Poe, que fue obra del pintor español Federico Castellón. Hemos charlado con su sobrina Elisa Castellón de esta obra y de este pintor.
Corazón delator: Allan Poe a ritmo de hip hop
Análisis semiótico de “El corazón delator” de Edgar Allan Poe (Ada Nelly Rodríguez Álvarez)
El retrato oval (AIU: ESTRELLA ASSE SHUEKE)
Análisis textual de “El retrato oval» Osear Castro García y Consuelo Posada Giraldo
VÍDEOS SOBRE RELATOS DE POE
CORTOMETRAJES:
- EL CORAZÓN DELATOR (Parte primera; Parte segunda)
10 Feb
Si no se escucha el poema accede desde AQUÍ
Cuando nos separamos
Poema recitado por REBECA MONTEJO (Alumna de 2º de bachillerato del IES Vela Zanetti)
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En un álbum
Poema recitado por REBECA MONTEJO (Alumna de 2º de bachillerato del IES Vela Zanetti)
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6 Feb
(Imagen procedente de Fundación Juan March)
Cuando Goethe nació, todavía gobernaba el Antiguo Régimen y se lucían pelucas empolvadas; cuando murió, ya recorrían el territorio alemán las primeras líneas de ferrocarril. El longevo Goethe fue un testigo privilegiado de las revolucionarias trasformaciones que se dieron a su alrededor y que quedaron reflejadas en su obra y su enorme correspondencia. De hecho, fue el primer autor en concebir una autobiografía sobre la base de la inextricable relación que el individuo mantiene con su tiempo. De ahí que al hablar de la vida de Goethe resulte inevitable aludir también al nacimiento de la Alemania moderna, pues es con él con quien arranca la revolución cultural alemana que acabaría dando lugar a figuras como Marx, Nietzsche y Freud. (Rosa Sala Rose)
De Goethe conocemos sobre todo su novela Las penas del joven Werther, que abrió las puertas del Romanticismo, y su tragedia en verso Fausto I, generadora de algunos de los principales arquetipos de la modernidad. Desde nuestra perspectiva actual, habituada hasta la saciedad a los tópicos de la sensibilidad romántica, resulta difícil formarse una idea de hasta qué punto Goethe impulsó con estas obras una auténtica revolución estética frente a viejos cánones anquilosados. Sin embargo, también en otras obras menos accesibles o conocidas por el público español Goethe hizo gala de su habilidad para reunir las tendencias de la vida intelectual de su tiempo y para reflexionar sobre la ambivalencia moral de la modernidad. Partiendo inductivamente de citas y fragmentos, esta conferencia intentará una aproximación a la complejidad de su obra literaria. (Rosa Sala Rose)
Goethe y su época
Aunque su actividad como dibujante fue constante y prolífica, Goethe no quiso ni pretendió nunca defender una competencia profesional. A diferencia de otras facetas de su trabajo creativo –como poeta, autor literario, pensador y científico– con las que obtuvo una excepcional notoriedad pública, la dedicación al dibujo tuvo para Goethe una dimensión estrictamente privada. Con todo, ese trabajo artístico, limitado en principio al espacio de la intimidad, adquiere una poderosa significación tan pronto consideramos el gran número de dibujos de Goethe que se ha conservado, su calidad y el enorme valor que tienen para comprender el rendimiento artístico e intelectual de su obra (…)
El paisaje ocupa un lugar particularmente destacado entre los motivos que Goethe trata en sus dibujos. De 1765 en adelante Goethe dibujó incansablemente la naturaleza, tanto con vistas a documentar la contemplación directa de paisajes concretos como por servirse del dibujo como medio de recreación imaginativa. El paisaje es un motivo privilegiado en todo su legado de dibujante, además de asunto indisociable de su curiosidad intelectual y artística (…)
El patrimonio natural y artístico de Italia como «escuela de ver» estimuló notablemente el ejercicio del dibujo, de modo que de ese periodo nos han llegado algunas de sus obras más notables. Los registros empleados van desde el paisaje histórico y las visiones de la naturaleza meridional (deudoras de Claudio Lorena) hasta las representaciones más sublimes de espectáculos naturales. Juan Miguel Hernández León.
LA OBRA DE GOETHE EN ESPAÑA
Los españoles y Goethe
La obra de Goethe en España
19 Ene
PAUTAS (PARA LOS ALUMNOS) PARA UN ACERCAMIENTO A LA POESÍA DE JONH KEATS
A UNA URNA GRIEGA
Tú, todavía virgen esposa de la calma,
criatura nutrida de silencio y de tiempo,
narradora del bosque que nos cuentas
una florida historia más suave que estos versos.
En el foliado friso ¿qué leyenda te ronda
de dioses o mortales, o de ambos quizá,
que en el Tempe se ven o en los valles de Arcadia?
¿Qué deidades son ésas, o qué hombres? ¿Qué doncellas rebeldes?
¿Qué rapto delirante? ¿Y esa loca carrera? ¿Quién lucha por huir?
¿Qué son esas zampoñas, qué esos tamboriles, ese salvaje frenesí?
Si oídas melodías son dulces, más lo son las no oídas;
sonad por eso, tiernas zampoñas,
no para los sentidos, sino más exquisitas,
tocad para el espíritu canciones silenciosas.
Bello doncel, debajo de los árboles tu canto
ya no puedes cesar, como no pueden ellos deshojarse.
Osado amante, nunca, nunca podrás besarla
aunque casi la alcances, mas no te desesperes:
marchitarse no puede aunque no calmes tu ansia,
¡serás su amante siempre, y ella por siempre bella!
¡Dichosas, ah, dichosas ramas de hojas perennes
que no despedirán jamás la primavera!
Y tú, dichoso músico, que infatigable
modulas incesantes tus cantos siempre nuevos.
¡Dichoso amor! ¡Dichoso amor, aun más dichoso!
Por siempre ardiente y jamás saciado,
anhelante por siempre y para siempre joven;
cuán superior a la pasión del hombre
que en pena deja el corazón hastiado,
la garganta y la frente abrasadas de ardores.
¿Éstos, quiénes serán que al sacrificio acuden?
¿Hasta qué verde altar, misterioso oficiante,
llevas esa ternera que hacia los cielos muge,
los suaves flancos cubiertos de guirnaldas?
¿Qué pequeña ciudad a la vera del río o de la mar,
alzada en la montaña su clama ciudadela
vacía está de gentes esta sacra mañana?
Oh diminuto pueblo, por siempre silenciosas
tus calles quedarán, y ni un alma que sepa
por qué estás desolado podrá nunca volver.
¡Ática imagen! ¡Bella actitud, marmórea estirpe
de hombres y de doncellas cincelada,
con ramas de floresta y pisoteadas hierbas!
¡Tú, silenciosa forma, tu enigma nuestro pensar excede
como la Eternidad! ¡Oh fría Pastoral!
Cuando a nuestra generación destruya el tiempo
tú permanecerás, entre penas distintas
de las nuestras, amiga de los hombres, diciendo:
«La belleza es verdad y la verdad belleza»… Nada más
se sabe en esta tierra y no más hace falta.
(Traducción de Julio Cortázar)
JULIO CORTÁZAR: LA BATALLA DE AMOR DE JOHN KEATS
Estudios y análisis sobre Oda a una urna griega
La muerte: metáforas, mitologías, símbolos. (Tres Odas, una Elegía). Gabriel Albioc.
Ode on a Grecian Urn (Michael J. Cummings)
FUENTES ARTÍSTICAS DE «LA URNA» DE J. KEATS
Publicada por primera vez en enero de 1820 en Annals of Fine Arts, una revista dedicada a la difusión del arte griego, no parece que la oda corresponda a la descripción de una urna concreta. Keats se inspiró probablemente en las esculturas que había visto en el Museo Británico, algunos grabados y sus lecturas (estudio completo sobre las posibles fuentes)
Algunos críticos especulan con que Keats pudo tener como referenta la urna que aparece en el siguiente cuadro de Zoffany:
El propio J. Keats realizó un dibujo «ideal» de una urna griega:
¿Éstos, quiénes serán que al sacrificio acuden?
¿Hasta qué verde altar, misterioso oficiante,
llevas esa ternera que hacia los cielos muge,
los suaves flancos cubiertos de guirnaldas?
BLOG SOBRE EL MUNDO CLÁSICO GRECOLATINO Y SU PERVIVENCIA
El Diario ABC publicó en 1995 varios artículos con motivo del centenario de la muerte de J. Keats:
Oda a un Ruiseñor
Me duele el corazón y un pesado letargo
aflige a mis sentidos, tal si hubiera bebido
cicuta o apurado un opiato hace sólo
un instante y me hubiera sumido en el Leteo:
y esto no es porque tenga envidia de tu suerte,
sino porque feliz me siento con tu dicha
cuando, ligera dríade alada de los árboles,
en algún melodioso lugar de verdes hayas
e innumerables sombras
brota en el estío tu canto enajenado.
¡Oh, si un trago de vino largo tiempo enfriado
en las profundas cuevas de la tierra
que supiera a Flora y a la verde campiña,
canciones provenzales, sol, danza y regocijo;
oh, si una copa de caliente sur,
llena de la mismísima, ruborosa Hipocrene,
ensartadas burbujas titilando en los bordes,
purpúrea la boca: si pudiera beber
y abandonar el mundo inadvertido
y junto a ti perderme por el oscuro bosque!
Perderme a lo lejos, deshacerme, olvidar
que entre las hojas tú nunca has conocido
la inquietud, el cansancio y la fiebre
aquí, donde los hombres tan sólo se lamentan
y tiemblan de parálisis postreras, tristes canas,
donde crecen los jóvenes como espectros y mueren,
donde aun el pensamiento se llena de tristeza
y de desesperanzas, donde ni la Belleza
puede salvaguardar sus luminosos ojos
por los que el nuevo amor perece sin mañana.
¡Lejos! ¡Muy lejos! He de volar hacia ti.
No me conducirán leopardos de Baco
sino unas invisibles y poéticas alas;
aunque torpe y confusa se retrase mi mente:
¡ya estoy contigo! Suave es la noche
y tal vez en su trono aparezca la luna
circundada de mágicas estrellas.
Pero aquí no hay luz, salvo la que acompaña
desde el cielo el soplo de la brisa cruzando
el oscuro verdor y veredas de musgo.
No puedo ver qué flores hay a mis pies
ni el blando incienso suspendido en las ramas,
pero en la embalsamada oscuridad presiento
cada uno de los dones con los que la estación
dota a la hierba, los árboles silvestres, la espesura:
pastoril eglantina y blanco espino,
violetas marcesibles recubiertas de hojas
y el primer nuevo brote de mediados de mayo,
la rosa del almizcle rociada de vino,
morada rumorosa de moscas en verano.
A oscuras escucho. Y en más de una ocasión
he amado el alivio que depara la muerte
invocándola con ternura en versos meditados
para que disipara en el aire mi aliento.
Ahora más que nunca morir parece dulce,
dejar de existir sin pena a medianoche
¡mientras se te derrama afuera el alma
en semejante éxtasis! Seguiría tu canto
y te habría escuchado yo en vano:
a tu requiem conviene un pedazo de tierra.
¡No conoces la muerte, Pájaro inmortal!
No te hollará caído generación hambrienta.
La voz que ahora escucho mientras pasa la noche
fue oída en otros tiempos por reyes y bufones;
tal vez fuera este mismo canto el que una senda
encontró en el triste corazón de Ruth, cuando
enferma de añoranza, se sumía en el llanto
rodeada de trigos extranjeros,
la misma que otras veces ha encantado mágicas
ventanas que se abren a peligrosos mares
en prodigiosas tierras ya olvidadas.
¡Olvidadas! El mismo tañer de esta palabra
me devuelve, ya lejos de ti, a mi soledad.
¡Adiós! La Fantasía no consigue engañarnos
tanto, duende falaz, como dice la fama.
¡Adiós! Tu lastimero himno se desvanece
al pasar por los prados vecinos, el tranquilo
arroyo y la colina; ahora es enterrado
en los calveros del cercano valle.
¿He soñado despierto o ha sido una visión?
Ha volado la música. ¿Estoy despierto o duermo?
©2000 de la traduccción Rafael Lobarte
Londres, 1818. Una relación secreta comienza entre el joven poeta inglés de 23 años, John Keats, y su vecina, Fanny Brawne, una extrovertida y elegante estudiante. La atípica pareja empieza mal, él viéndola a ella como una frívola impertinente, y ella en absoluto impresionada no sólo por su poesía, sino por la literatura en general. Sin embargo, cuando Fanny descubre que Keats está cuidando de su hermano menor, gravemente enfermo, se ve conmovida y le pide entonces que le enseñe cosas sobre la poesía, a lo que él accede. La poesía se convierte así en un remedio romántico que funciona no sólo para resolver sus diferencias, sino como combustible de un apasionado romance.
LA PELÍCULA: Sinopsis, imágenes, vídeo..
18 Ene
Aunque los alumnos, por estos días, ya andan “desesperados” con las odas de Jonh Keats, quiero editar un nuevo tema sobre el Renacimiento y el Clasicismo, concretamente sobre Petrarca, ahora que la Fundación Juan March ha programado un ciclo de conferencias sobre la obra de Francesco Petrarca.
Francesco Petrarca (1304-1374) es recordado hoy sobre todo como el autor del Canzoniere que determinó durante siglos la forma y el contenido que el amor debía adoptar en poesía. Sin una estricta ordenación narrativa, pero concebido como un libro enterizo, en 366 poemas (ni más ni menos), el Canzoniere (más docta y propiamente titulado Rerum vulgarium fragmenta), estiliza por encima de cualquier anécdota una trayectoria espiritual, las diversas fases y facetas de la idolatría por una mujer a quien se designa como “Laura”. Pudo ser una gran dama, una lugareña o una cortesana, pero de su contrafigura en la realidad nada absolutamente sabemos: Petrarca sólo nos pinta una decoración exterior obviamente ficticia y el repertorio de las posibles actitudes interiores de un enamorado, del ardor a la tibieza, la favorable reinterpretación póstuma y el desengaño final.
Menos visible y sin embargo más honda ha sido la huella del Petrarca humanista. A decir verdad, si no hubiera escrito jamás una línea, ni en latín ni en romance, los autores clásicos que rescató y difundió bastarían para seguir honrándolo como fundador del humanismo y padre del Renacimiento. Pero, por otra parte, esos autores, de Cicerón a Vitruvio, distarían de haber tenido la fecundidad que alcanzaron si el Petrarca de la madurez no hubiera enseñado a leerlos y aprovecharlos en una larga serie de obras en prosa latina, animadas todas por idéntico propósito: mostrar cómo las buenas letras pueden y deben constituir el núcleo de una educación verdaderamente humana, explicar que los studia humanitatis no han de quedarse en mera retórica, sino traducirse “in actum”, ‘en hechos’, encauzarse “ad vitam”, salir al encuentro de la vida (Francisco Rico).
CONFERENCIAS
14 Ene
Tal vez la figura de lord Byron sea más importante que su propia obra literaria. Es un rasgo que comparte con otros escritores. El ejemplo humano, la importancia del personaje literario, acaso oculte, en cierta medida, la obra del autor. Tal vez en el presente el nombre de lord Byron evoque la plenitud del Romanticismo, sin que su obra sea, precisamente, la que más favorezcan los estudiosos del Romanticismo. La singularidad de esta circunstancia la subraya el hecho de que Bertrand Russell dedicase un capítulo en su Historia de la filosofía occidental al poeta inglés. Coleridge habló durante buena parte de su vida del poema filosófico que estaba escribiendo su amigo Wordsworth, The Prelude. Sin embargo, a juicio de Bertrand Russell, Byron debe contarse entre quienes fueron «causas de cambio de la estructura social». Es difícil separar al personaje de su obra. Como, a su vez, es difícil separar a la persona del personaje. Hubo en la Europa anterior al siglo XIX ejemplos aislados de autores que fueron satánicos o que rozaron el malditismo, hubo don Juanes, condes de Villamediana o marqueses de Sade, pero estaba reservado a lord Byron la creación de un modelo específicamente moderno que se ha imitado y sigue imitándose con provecho. Los reflejos de ese descontento íntimo, la arrogancia rebelde, el desdén de las convenciones, la aspiración a lo absoluto y, por qué no, la frivolidad desdeñosa o el aristocratismo, real o fingido, son todos ellos elementos que todavía en el siglo XXI siguen proyectando su sombra. El origen de todos estos rasgos, no aislados, sino en su contradictorio conjunto, puede fijarse con frecuencia en lord Byron. (Dámaso López García)
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Oscuridad
Tuve un sueño, que no era del todo un sueño.
El brillante sol se apagaba, y los astros
vagaban diluyéndose en el espacio eterno,
sin rayos, sin senderos, y la helada tierra
oscilaba ciega y oscureciéndose en el aire sin luna…
Camina bella, como la noche…
Camina bella, como la noche
De climas despejados y de cielos estrellados,
Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz
Resplandece en su aspecto y en sus ojos,
Enriquecida así por esa tierna luz
Que el cielo niega al vulgar día.
Una sombra de más, un rayo de menos,
Hubieran mermado la gracia inefable
Que se agita en cada trenza suya de negro brillo,
O ilumina suavemente su rostro,
Donde dulces pensamientos expresan
Cuán pura, cuán adorable es su morada.
Y en esa mejilla, y sobre esa frente,
Son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez elocuentes,
Las sonrisas que vencen, los matices que iluminan
Y hablan de días vividos con felicidad.
Una mente en paz con todo,
¡Un corazón con inocente amor!
No volveremos a vagar
13 Ene
Giacomo Leopardi (Recanati, 1798-Nápoles, 1837) es el más genuino representante del Romanticismo italiano y uno de los más sobresalientes del europeo. Su obra se nutre de la vigorosa influencia de los clásicos, pero a la vez brota con ella la modernidad literaria en su país, produciendo un cambio de estética, sobre todo con los poemas de sus Canti (Cantos), pero a la vez con su revulsivo pensar. Precozmente comienza a aprender en los autores grecolatinos –sus amados antichi–, pero pronto otras lecturas de la rica biblioteca paterna, sus dotes de políglota y su encerrada y compleja vida en el Palacio familiar, produjeron en él una amalgama de la que brotaría un nuevo tiempo literario y precisamente en unos momentos en los que la historia de su país se ve sacudida por influencias foráneas, como la de la Revolución Francesa (decisiva también en los primeros años de otro poeta como Hölderlin) y sobre todo por la ocupación napoleónica de Italia.
Más allá, pues, de los valores y resultados de su ingente obra en varios géneros (poesía, teatro, narrativa, ensayo, diario, epistolario), la rica personalidad de Leopardi, sus tardíos viajes y amistades con los liberales de su tiempo, expresan unas grandes ansias de libertad que llenaron su corta vida a la vez con geniales hallazgos y con los frustrantes y negadores caminos de su filosofar, con un nihilismo que estallaría en sus ensayos, diálogos y pensamientos y, vivencialmente, durante sus últimos días en Nápoles.
Una personalidad literaria como la de Giacomo Leopardi, sólo puede equipararse, dentro del panorama de las Letras italianas, a los grandes maestros que le influyeron (Dante, Petrarca), así como a otros poetas europeos, coetáneos suyos (Novalis, Hölderlin, Keats, Shelley), que le acompañaron en la ingente tarea de traer con palabras nuevas un nuevo tiempo a la literatura, una nueva luz al conocimiento y, con sus versos, un más claro y emocionado sentir. (Antonio Colinas)
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